sábado, julio 15, 2006

LA REDAFRO CONDECORA
A ORLANDO CABRERA

De vuelta de una aburrida convención del Partido Liberal en un hotel de Bocagrande en la ciudad de Cartagena, decidí parar en la oficina del beibolista grandes ligas Orlando Cabrera con el objeto de establecer una cita si era que estaba disponible en la ciudad, en ese preciso instante venía saliendo y me saludó, quizás recordándome de una corta entrevista que habíamos tenido un año antes; le comenté que deseaba charlar con él, seguidamente establecimos una cita para ese mismo día en horas de la tarde. Con puntualidad inglesa me recibió, le conté todo lo que veníamos haciendo en la RedAfro y que necesitábamos de personas como él que son un modelo para adultos y jóvenes, para que nos diera una charla de superación de acuerdo a su experiencia de vida. Escuchó pacientemente mientras intervine, traté de hacerlo rápidamente pues no pensé que tendría mucho tiempo, pero cuando comenzó a hablar de sus experiencias tanto en Cartagena como en los Estados Unidos; de cómo han sido víctimas el y su familia de la exclusión, los prejuicios y la discriminación, el tiempo pasó volando, las horas se convirtieron en minutos. Orlando accedió a asistir a una charla pública convocada por la RedAfro.

Bajo la moderación de Ricardo Chica Gelis y Manuel Cásseres se le dio inicio al conversatorio con unas 150 personas como espectadores. De manera protocolaria se hizo la rueda de presa, se leyó el orden del día y la entrega de la condecoración como miembro honorario e ilustre de la RedAfro. Después de estos puntos Orlando de forma coloquial habló con el público quienes hacían preguntas de todo tipo, fue un concierto de experiencias donde el grandes ligas se hizo ver como un ser humano sencillo, un hombre de familia que adora profundamente a su esposa e hijas, que recuerda con nostalgia a su fallecido padre y admira el tesón de su señora madre. Orlando acotó con desparpajo sus experiencias con el presidente Bush y el presidente Uribe en la visita del primer mandatario de los Estados Unidos a Cartagena y cómo éste (Bush) lo buscaba con insistencia a pesar de que el protocolo no lo hacía parte de la agenda. Habló de lo duro que fue para él llegar a la gran carpa y todos los sacrificios realizados, de lo difícil que es para él que lo miren de otra manera por ser de carácter público su sueldo de beisbolista profesional y de cómo ha sido discriminado en sitios públicos de Cartagena mientras no se habían dado cuenta que era él, de la crueldad con la que otros niños han tratado a sus hijas en un colegio privado de Cartagena por ser las únicas negras.

Si hay algo con la que puedo resumir las conversaciones sostenidas con Orlando Cabrera sería con una sentencia que dijo de manera espontánea el día que conversamos en su oficina: “Edwin, nada bueno es fácil”.