domingo, julio 16, 2006

POLÉMICA ELECCIÓN

Cartagena no se da por vencida cuando se trata de armar escándalos y polémicas. Qué rollo se ha armado con la elección de la Señorita Cartagena y las confesas presiones ejercidas por el comité organizador del concurso al jurado conformado por Francesca Miranda, Leonardo Forero y Juan Carlos Giraldo. Este último manifestó públicamente, a través de los medios de comunicación, la encerrona que les montaron en casa de Mary de Maldonado en medio de un almuerzo, que, por lo que cuenta Giraldo, culminó con gran desazón.
Como siempre, terminan primando los intereses económicos y las exclusiones sociales en contra de los más débiles, (pobres, negros, ancianos, mujeres, niños, discapacitados, indígenas o todas las anteriores) que a los atributos reales de cada persona y sus respectivos méritos. El señor Giraldo señala que su voto era a favor de Nataly Torres y, por sus comentarios, también lo secundaba Francesca Mirada. Sin embargo, alegando “razones de humanidad”, terminaron respaldando la iniciativa manipuladora del comité organizador favoreciendo a la candidata Siad Char, quien quedó elegida como Señorita Cartagena.
Desde mi punto de vista hay varios elementos que vale la pena resaltar:
Primero, aunque admirable la valentía de Giraldo al denunciar tales hechos, impulsado quizás por el sentimiento de culpa, no deja de haber una falta grave de su parte, y de los demás miembros del jurado, por aceptar las condiciones de presión del comité organizador.
Segundo, es ostensible la violación al debido proceso y a la igualdad, siendo que los méritos señalaban a una ganadora, pero, por influencias intencionales, resultó siendo otra.
Tercero, si el comité desea que sólo queden candidatas pertenecientes a ciertos estratos sociales y sin limitaciones económicas, tales condiciones deben quedar plasmadas en los términos de elegibilidad de la convocatoria, para que cada candidata demuestre la viabilidad para poder concursar.
Cuarto, salta a la vista la hipocresía de los organizadores al tratar de mostrar un concurso abierto y participativo, cuando en realidad ya tienen a alguien perfilada para ser la ganadora.
Quinto, el Distrito o su delegado debió ser garante de la imparcialidad del certamen. Aunque no quería tocar el tema socio-racial, es imposible no hacerlo cuando Juan Carlos Giraldo señala que a pesar de que Nataly Torres, la única candidata afrodescendiente, proveniente de las bases populares de la ciudad, con noveno semestre en Bellas Artes y según dijo Giraldo, “dio la mejor entrevista, con buena conversación, una pasarela impecable, con chispa costeña, con una conversación deliciosa que nos enamoró”, no fue elegida por las mencionadas presiones y manipulaciones.
En esta ciudad no vale de nada ser el mejor, tener la mejor hoja de vida o estar bien preparado. Aquí lo que vale es el estatus social y/o el poder económico, sin importar de donde venga. Queda claro que no va a ser fácil que se repita lo de Jeimy Paola Vargas, que, al hacer memoria, podemos decir que nunca en la historia de las Fiestas de Independencia y el Reinado Nacional en Cartagena ha habido una reina más legítima y respaldada por su pueblo.
Para concluir, considero que hay suficientes elementos como para declarar nulo el concurso. Es decisión de las autoridades competentes determinar si se elige o no nueva candidata. Ojalá que no. Quizás lo que se necesita es el escarmiento de la vergüenza de tener un reinado en la ciudad, sin una reina local.