miércoles, mayo 16, 2007


URIBE LA ESTÁ VIENDO NEGRA
Por: Edwin Salcedo

Cuando incluyen a una afrocolombiana en el gabinete presidencial, la cosa está mejorando.
Así veo el nombramiento de la joven ministra de la Cultura, Paula Marcela Moreno; y el del nuevo viceministro de Protección Social, Alfredo Palacio, ambos afrofuncionarios a quienes poco se les conocía en el mundo del proceso organizativo afrocolombiano y que han demostrado méritos para desempeñarse con solvencia y plenitud. Esperamos ahora que estos profesionales dejen sus nombres en alto y el de toda nuestra comunidad.
Lo insólito del asunto es la serie de comentarios a favor y en contra por dichos nombramientos, según lo asegura el periódico El Tiempo en su edición del viernes 11 de mayo, donde los congresistas representantes de la comunidad afrocolombiana muestran su enfado por no haber recibido notificación o consulta para la toma de esas decisiones.
En lo que a mí respecta, me parece una solemne pendejada tratar de politizar de manera clientelista un logro tan importante como este. Es obvio que todo este asunto termina siendo un discurso de egos heridos de parte de los representantes que tratan de sobresalir con declaraciones desesperadas, desde un Congreso que poco o ningún espacio les da para el diseño de proyectos de ley o de desarrollo para sus comunidades.
Parece que el logro de estos jóvenes estudiosos y poco conocidos dentro de las esferas políticas o de organizaciones afrocolombianas, en vez de alegrarles, les doliera con la jasajasa fastidiosa que sólo la envidia da. Pero lo peor de todo es que hacen declaraciones desobligantes ante los medios, dejando a la luz pública el alto nivel de individualismos y fragmentación del proceso afrocolombiano.
El asunto no termina ahí: además de mostrarse en desacuerdo con los nombramientos, arremeten en contra del presidente Uribe, quien por ley es autónomo para nombrar o remover su gabinete; y peor aún, contra la bancada afro del congreso de los Estados Unidos, que se ha solidarizado en contra de las condiciones de exclusión y poca representatividad que tienen los afrocolombianos en las instancias de poder y toma de decisiones.
Estos honorables representantes, quienes tienen suficientes problemas con los altos niveles de pobreza, violencia, exclusión y encarcelamiento de los afroamericanos en su propio país, sacan el tiempo e interés para mirar qué es lo que está pasando con nosotros.
Las oportunidades que se dan para desarrollar una democracia incluyente en Colombia y la implementación de políticas sociales más equitativas por la influencia de los EE.UU., crecen como consecuencia de la toma del control de la Cámara de Representantes por parte del partido demócrata de ese país.
Las oportunidades mejoran aún más al ser designado Charles B. Rangel (representante afroamericano) para coordinar el seguimiento del TLC y Plan Colombia. Rangel en conjunto con Gregory Meeks, Donald Payne y otros congresistas de la bancada afroamericana, ha usado esta herramienta para exigir lo que la comunidad afrocolombiana ha venido pidiendo. Entonces, se debe reconocer abiertamente que sin sus apoyos no se estarían dando estos nuevos espacios de representación para la comunidad afrocolombiana.
Debe quedar claro entonces, primero: el presidente Uribe no hubiera tenido en cuenta a un afrocolombiano o afrocolombiana, de no ser por esta presión internacional. Segundo: sí existen miembros de la comunidad afro capacitados para desempeñarse en altos cargos. Y tercero: es bueno que nos tengan en cuenta para referencias futuras, porque por mandato divino, desde ahora, ha comenzado una nueva era donde los afrodescendientes están llamados a desempeñar cargos de alto nivel en esta Nación. Y por eso aseguramos que cuando Uribe la está viendo negra, es porque está mejorando.

5 Comments:

At 12:12 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cuando estudiaba en la Universidad de Cartagena en los 80`s, el profesor Valdelamar de la clase de Humanidades nos decía que la civilización era el resultado de la lucha de clases.

El ser humano necesita del reconocimiento y merito para sentirse importante con poder sobre los demás. Hay un dicho que acabo de inventar que dice: “si tienes poder y quieres ser reconocido, reclama por cualquier cosa porque lo importante es hacer bulla para que piensen que tienes algún poder”

Se pueden imaginar todo el zambapalo que hubiese ocurrido en la clase política afro si el Presidente Uribe les hubiera solicitado la famosa terna de funcionarios afro colombianos para ser nombrados en su gabinete? Todavía estuvieran jalándose de los pelos para escoger el candidato de su predilección.

Creo que el Presidente obró con cordura y sapiencia al nombrarlos por meritos y sin tener en cuenta la hegemonía de siempre y los caudillos de siempre.

Ahora, que unos estén de acuerdo y otros no con la decisión presidencial o con los nombrados, no es de extrañarse porque en todas las decisiones humanas siempre habrá seguidores y detractadotes. Es la esencia de nuestra naturaleza humana.

Me pregunto ahora: ¿acaso no será que la clase política afrodescendiente está inconforme porque los recién nombrados funcionarios no le reportarán dividendos o no será que el disgusto y el ardor es saber que dichos funcionarios no se convertirán en sus títeres devotos y dóciles ovejas?

Hay un dicho que dice: “divide y vencerás” y parece ser el estandarte de los dirigentes político afro que han criticado la decisión presidencial. Tal como lo afirma Edwin Salcedo, esas declaraciones desobligante y para mi “ostentar poder y exhibicionismo” antes los medios de comunicación solo permiten confirmar el egocentrismo, interés creados y la división de la clase política afro.

Buena por la decisión rápida y oportuna de Uribe al nombrar a la Ministra de Cultura y al Viceministro de Protección Social.

Buena por la presión internacional ejercida por los congresistas de la bancada afroamericana para luchar y exigir representatividad de la comunidad afrocolombiana.

Buena por los nuevos funcionarios afrocolombianos cuyos meritos hicieron realidad la verdadera representatividad de su comunidad, sin palancas ni tramullos y sin los vicios de siempre.

¿Que vendrá después? Hay otro dicho que reza: Caminando se hacen caminos. Es un grato y merecido comienzo para la comunidad afro. Con trabajo duro y óptimos resultados se podrán construir más que caminos, avenidas y autopistas de calidad de vida para la colunidad afro.

JOSE LUIS CARDONA GARCIA
Docente

 
At 2:49 p. m., Anonymous Anónimo said...

Por sus hojas de vida, parecen personas competentes. Ya se verá. El problema, mis queridos afroamigos, es que el presidente haga nombramientos para complacer a los gringos, sean del color que sean los funcionarios (eso de afrofuncionarios no lo había oído, caramba).

 
At 7:18 a. m., Anonymous Anónimo said...

Con respecto al nombramiento de las personas afrodescendientes, es algo significativo. Quiénes están dolidos son los neuróticos. La razón estatal (la de hoy) tiene que procurar para que le den al negro y al mulato (a los afrodescendientes), precisamente, a los que nada tienen: saldando los derechos aún pendientes. Con esto, la razón estatal no hace ninguna donación, sino, que se trata de un derecho. Precisamente, frente a las falsas conclusiones y consideraciones teóricas de unos intelectuales que influenciados por la razón eurocéntrica determinaron el curso de la historia de los africanos esclavizándolos, humillándolos y tratándolos como si no fueran sujetos de derecho.

Finalmente, quiero decir, que la situación del afrodescendiente en Colombia no se cambia por decreto o con nombramientos, ni mucho menos con disposiciones para el desarrollo de la cátedra de estudios afrocolombianos. En realidad, la situación del afrodescendiente o de las afrodescendientes en Colombia se inscribe en una formidable densidad histórica que requiere de un permanente y enorme dinamismo por parte de la razón consciente, desprovista de toda irrealidad.

Sin embargo, el siglo XXI ha comenzado, avanza, y en las teorías metodológicas del positivismo y de todos los ismos encuentran su lógica aquellos intelectuales colombianos inconscientes que con brutalidad acrisolada, directa e indirectamente, defienden una supremacía racial inexistente contra la cual se estrellan los afrodescendientes.

 
At 10:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

http://eluniversal.com.co/noticias/20070526/ctg_edi_afrodescendientes.html

SAL Y PICANTE
Afrodescendientes
ÓSCAR COLLAZOS, -


"Por primera vez en seis años -informó Colprensa-, la Casa de Nariño sirvió de escenario para conmemorar el Día de la Afrocolombianidad." Lo probaba una imagen del Presidente de la República saludando a sus invitados, elegantemente vestidos para el acontecimiento. ¡Y qué acontecimiento! ¡La primera vez en seis años!

Para un hombre con memoria tan extraordinaria como el Presidente, el olvido de seis años no tiene explicación. Y no la tiene, sobre todo, si se precisa que la población afrocolombiana pasa del 25% del total de la población nacional. Y que en campañas para la elección del 2002 y la reelección del 2006, el Presidente debió de haber viajado al Chocó y a todo el litoral Pacífico, a Buenaventura, Tumaco y Guapi, a Cartagena y Barranquilla e incluso a San Basilio de Palenque.

De repente, iluminado por un viaje a Estados Unidos y acicateado por tensas conversaciones con la bancada afroamericana del Congreso norteamericano, Uribe recordó que en Colombia existían afrodescendientes. Regresó y nombró Ministra de Cultura negra, y de manera un tanto grosera, empujó hacia la puerta de salida a doña Elvira Cuervo de Jaramillo.

Nombró ministra y viceministro porque se lo pidieron en Estados Unidos. Y si no se lo pidieron, entendió que se lo estaban pidiendo, mejor dicho, exigiendo, porque los afroamericanos de Estados Unidos sí conocen las estadísticas y la composición de la población colombiana. Por eso corrió a improvisar en su agenda étnica, a meter rapidito y a la carrera a personas calificadas de la comunidad afrocolombiana.

Todo esto es vergonzoso. No porque se haya acordado de repente de la existencia de profesionales capaces en ese 25% de la población colombiana, sino porque nombramientos y celebraciones los hizo por el interés práctico de quedar bien ante una comunidad extranjera donde se negocia el éxito del TLC y el Plan Colombia. Si en Washington no le hubieran recordado que en Colombia existían negros con derechos civiles y capacidades para hacer parte del gobierno, Uribe hubiera seguido ignorándolos.

La reflexión anterior no demerita a la joven ministra de cultura. Su hoja de vida académica es notable. Pero la de cultura es una de esas carteras donde se entra a veces a aprender lo que no se conoce, algo que sería catastrófico si se hiciera, por ejemplo, en Hacienda o en Educación. Por eso se eligió el nombramiento en Cultura y no en otro ministerio.

Es posible que para muchos afrocolombianos estos nombramientos sean muy honrosos. Creo lo contrario. Fueron hechos, no por un reconocimiento sincero a los méritos personales o para equilibrar la descompensada balanza democrática, sino por la fuerza de unas circunstancias que, repito, deben más a exigencias del exterior que a políticas interiores. Yo diría que la "nueva" política del Presidente ante las comunidades afrocolombianas es sencillamente humillante.

Humillante aunque mañana le pida a José Obdulio Gaviria la redacción de un discurso en el que se demuestre la vocación pluralista y pluriétnica de la Administración. Y, tararí tarará, el consejero traerá a cuento la letra de la Constitución Política de Colombia, algo que no pudieron conseguir los parlamentarios chocoanos, tan calladitos y uribistas todos ellos.

En el fondo de su corazón grande (¿saben ustedes que en cardiología grande es un corazón que funciona insuficientemente?), el Presidente sabe que hizo a las carreritas algo que nunca concibió en su agenda de gobierno: darle un ministerio a los afrocolombianos.

 
At 4:09 a. m., Anonymous Anónimo said...

Aquí le respondo al Señor o a la Señora QUE PENA, no entiendo su zig zag con respecto al nombramiento de Paula Moreno Zapata: En este contexto, lo realmente fundamental para la racionalidad instrumental sería llegar a elaborar una nueva racionalidad que redefina la verdadera historia del afrodescendiente. Es decir, que se den procesos de toma de definiciones de su ser distintos a los actuales, que la razón desde siglos pasados institucionalizó. Para ello, es necesario que se den, eficaces correctivos y, si sería posible, institucionalizar también esa nueva racionalidad. Para ésto, el Estado, a través de sus propios intelectuales, tendría que prestar más atención a la acción racional de su propio comportamiento individual como componente integral de las decisiones sociales. La interacción social desarrolla valores y en este sentido tendría mucho mérito la rectificación de la racionalidad actual, en el sentido, que situe la verdadera importancia de la mujer negra, del hombre negro y de sus descendientes en la sociedad. Así, se podría estar básicamente de acuerdo de que la ética y la racionalidad emergen de las decisiones no reduccionistas.

 

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