viernes, febrero 16, 2007

TESTIMONIO DE UNA CIUDADANA CARTAGENERA
Tomado del buzón de El Universal / martes 13 de febrero de 2007

POR SER NEGRA

Soy guía de turismo e intérprete. Durante dos años he hecho toures como independiente para el Hotel Santa Clara. Hace unos días recibí una llamada de un amigo que trabaja allí, solicitando mis servicios como intérprete y acompañante en francés para la princesa de Malta. Media hora después, el mismo amigo me llamó apenado con la noticia que la comitiva de la princesa no aceptaba mis servicios porque soy negra. Me pregunto si la princesa de Malta sabía del insulto que mi amigo me tenía que entregar por parte de su comitiva. ¿Cómo es posible que una persona venga a Cartagena a insultar a la gente porque es negra? He guiado y he sido intérprete de miles de personas que llegan a esta ciudad. He vivido y estudiado en Francia y viajo constantemente a los Estados Unidos y jamás me he sentido juzgada por el lindo color de mi piel.
MARELVY PEÑA-HALL
C.C. No. 45.422.645 de Cartagena.

jueves, febrero 15, 2007

“Por las trencitas no me dejaron entrar”
por María Fernanda Martínez

En octubre del año pasado, Leida Asprilla compró una boleta para una fiesta de integración de su universidad, en la discoteca Mister Babilla. Cuando llegó al lugar y se disponía a entrar, el portero no se le permitió aunque llevaba en su mano el tiquete.
Esa misma historia, con los mismos protagonistas, en el mismo lugar y casi a la misma hora, se repitió cuatro meses después.
El sábado 10 de febrero, Leida, abogada, planeó con su hermana Dania, el novio de ésta y dos amigas, encontrarse para ir a esa discoteca y pasar una noche de rumba.
Sus acompañantes llegaron al lugar una hora antes que Leida.
Entraron sin problemas, cancelando los hombres un cover consumible de 10 mil pesos cada uno, porque el portero les dijo que ese día las mujeres no pagaban.
Dentro del sitio compraron una botella de ron, y al poco rato recibieron una llamada de Leida, diciendo que estaba en la puerta y que no la dejaban entrar.
Inmediatamente salieron a tratar de arreglar la situación.
“Ya mi hermana me había dicho que las mujeres no pagaban, así que yo llegué e inmediatamente traté de entrar, pero el portero se me atravesó y me dijo ¿hacia dónde vas?, y yo le contesté que iba a entrar. Me miró de pies a cabeza y dijo que no podía dejarme pasar, porque había una fiesta privada de la Embajada de Italia”, cuenta Leida, quien se preguntó cómo podía ser posible que a sus amigos sí los hubiesen dejado entrar.
Los demás decidieron actuaron, hablaron con el portero y al no encontrar solución se dirigieron al administrador y hablaron con un hombre del cual no supieron el cargo.
“Nosotros le exigíamos una explicación lógica al asunto, él se hizo señas con el portero y echó el mismo cuento de la fiesta privada, yo le dije que por qué todos nosotros estábamos adentro y nos contestó que debió haber un error. Le pregunté que si no la dejaban entrar por las trencitas, él dijo que no discutiría más y se fue”, explica Dania, la hermana de Leida.
Decidieron irse a otra discoteca, y al salir, encontraron a Leida llorando desconsolada.
“No pude aguantar más tanta discriminación, me sentí humillada y triste. Pienso que así hubiese ido junto a mis compañeros, no me hubiesen dejado entrar y ahora creo que todo el cuento fue por mis trencitas”, dice.

La tutela
Dos días después, Leida redactó una tutela para defender su derecho constitucional a la igualdad.
“Quedó radicada en el Juzgado 13 Civil Municipal y estoy a la espera de que sea admitida, pero también la voy a llevar a la Defensoría del Pueblo”, dijo.

¿Qué dice la discoteca?
Gilberto Monsalve, representante de la sociedad de Mister Babilla, comentó a Nuestro Diario: “Aquí nunca devolvemos por negros, simplemente tenemos una política clara de reserva de derecho de admisión, no aceptamos embriagados, personas en pantaloneta, chancletas o mal vestidas, hay que ver que problemas tuvo ella, quizá ella discutió con algún portero alguna vez y ellos se acuerdan”.

Hablan organizaciones Afrodescendientes
Edwin Salcedo, presidente de la Red de las Comunidades Afrodescendientes, dijo a propósito del caso de Leida que eran muchos “los casos que se siguen dando en la ciudad y quedan en la impunidad, esto se da porque las autoridades no se toman la molestia de ejercer medidas de control. La Defensoría, a partir del caso de Johann, dictó unas sanciones de tipo oral, pero yo considero que debería haber sanciones más fuertes, como cerrar el sitio temporal o definitivamente o colocar multas, porque no es justo que se maltrate a una persona de esa forma”.
Salcedo dijo, además, que no sólo hay discriminación en las discotecas, sino en otros sitios públicos como centros comerciales, clubes y colegios.

Recordando…
Johana Acosta Romero vivió la misma situación pero en dos discotecas simultáneamente en el 2005. Ella era estudiante de Derecho e interpuso una acción de tutela por discriminación racial, la cual falló a su favor.

OPINE

GUSTAVO MARTÍNEZ
“Ahora sí estamos jodidos. De por sí que no tolero el racismo en ninguna presentación y lo van a hacer en una ciudad donde predomina el negro. Ni que el sitio fuera exclusivo como para ponerse selectivos”.

CARMEN JULIO
“Ellos como que creen que todas las negras que van a discotequear son prepagos* y siempre adentro uno ve personas normales, nadie prestigioso”.

DANIA ASPRILLA
“Es el colmo, esta ciudad está conformada por una mayoría de personas negras, entonces la discriminación no debería ser tan marcada”.

MAYRA BARRETO
“Yo estaba allí y el Administrador, o Gerente, no sé quién era, dijo que en el lugar hay requisitos que cumplir. Le pedí una explicación lógica por la cual no la dejaran entrar y simplemente me dijo que sólo acata ordenes”.

* Las prepagos son prostitutas, muchas de ellas estudiantes universitarias, que son fácil de contactar a través de números celulares.